вівторок, червня 07, 2005

Hallan hombre muerto a tiros en ascensor

G.Medina
" “Si hubiera sido una muerte natural, uno encuentra resignación; pero una muerte así”. María Rodríguez." Madre de la victima
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Nueva York — Salió de su hogar con la bendición de su madre, pero un ataque a balazos no le permitió regresar.
“A mi niño me lo mataron. Es un angelito, se me fue al cielo, yo quiero a mi hijo”, decía María Rodríguez, madre de Johnny Rodríguez, de 22 años, a quien mataron de varios tiros.
Según la angustiada madre, Rodríguez había estado jugando con uno de sus hermanos menores y su hijo en horas de la mañana, y a la 1 p.m. salieron todos del apartamento en el área de Chelsea, en el bajo Manhattan por rumbos diferentes.
Según el informe de la policía, la víctima había tenido una pelea con Michael Rodríguez, de 25 años, (no son de la misma familia), la noche anterior; y el domingo, alrededor de las 9 p.m., la víctima fue encontrada por la policía tirada dentro de un elevador en el piso 19 de un edificio de los proyectos Fulton con varios disparos en el cuerpo, según el informe de la policía.
“Una pelea, pero ¿por qué?”, se preguntaba la desconsolada madre. No hay razón para matar a nadie. Si hubiera sido una muerte natural, uno encuentra resignación; pero una muerte así, tan terrible, es como si me hubieran destrozado mi vida, preferiría que me saquen el corazón con el sufrimiento que estoy sintiendo”, agregó la madre sin poder contener las lágrimas.
Según Yahaira Gómez, madre de las dos hijas de la víctima, la pelea se produjo porque el sospechoso, quien era amigo de Rodríguez, creía que le estaba robando el dinero de la venta de drogas. “El (Rodríguez, la víctima) me dejó en un taxi y a los 10 minutos cuando llegué a mi casa me dijeron lo que había pasado y corrí de vuelta al edificio, pero no me dejaron verlo, sino que fue hasta el cuartel con una foto y lo identifiqué”, aclaró Gómez.
Rodríguez, quien se encontraba en libertad condicional por tres años por problemas de droga, estaba trabajando para esa oficina durante cuatro días, pero buscaba otro empleo, según la madre. “Hace pocos días fuimos a comprar un traje para una entrevista de trabajo que tenía”, agregó.
Según Christopher, de 14 años, hermano menor de Rodríguez, en la mañana del domingo estaban jugando y le había prometido llevarlo al cine esa noche. “Me siento vacío, enojado, triste, es una mezcla de sentimientos que no sé explicar”, indicó el menor.
Para Kelvin, de 13 años, su hermano era quien los cuidaba y lo describió como una buena persona.