echan a 23 para entrar 3
Nueva York — Los residentes del edificio número 47-49 Este de la calle tercera, están a punto de perder sus viviendas rentadas.
Casi dos años después de que Alistair y Catherine Economakis compraron la estructura de seis pisos, los 23 residentes del lugar están luchando, en corte y en las calles, para evitar que sus contratos de renta estabilizada les sean suspendidos.
Y es que pocas semanas después de haber comprado el edificio, los Economakis —dueños de la compañía de Bienes Raíces Granite International Management— notificaron a todos los residentes que sus contratos no serían renovados pues la pareja planeaba mudarse al inmueble de 11,600 pies cuadrados, para construir una mansión privada de cinco pisos para ellos y su hijo de cinco años.
De acuerdo al plan, los Economakis transformarían la edificación de 60 habitaciones, en un espacio de cinco cuartos lujosos, seis baños, una sala de juegos, un gimnasio, una biblioteca, un área de estudio, un comedor, una cocina y una sala de estar —entre otras comodidades.
Según la ley, los propietarios tienen el derecho de no renovar el contrato de los apartamentos de renta estabilizada si estos van a utilizar el espacio para ellos mismos. No obstante, los residentes del lugar consideran “injusto” dejarlos a ellos sin un lugar donde de vivir y exigen que los dueños se compren una casa en otro lugar para que no afecten a tantas personas.
“Estoy molesta y triste. Lo que está pasándole a este vecindario es terrible (porque) se está convirtiendo en un barrio extremadamente rico”, dijo ayer Kathy Jacobson, unas de las inquilinas del inmueble que ha vivido en él por más de 38 años. “Yo creo que la verdadera razón detrás de esto es el dinero. Esta es una inversión para ellos. No creo que él vaya a utilizar este espacio para sí mismo, sino que creará cuatro o dos apartamentos para beneficiarse”, añadió.
Los inquilinos, que pagan rentas de $500 y $950, están esperando la decisión de un juez de la Corte Suprema Estatal sobre la legalidad de las acciones del propietario. Sin embargo, de acuerdo a la ley, es el derecho constitucional del dueño de residir en esta edificación si así lo desea, por lo que políticos locales consideran que lo más importantes es que la ciudad apruebe lo más pronto posible otras propuestas que eviten que situaciones como estas continúen pasando.
“Lo más importante es eliminar esa porción de la ley de vivienda que les da el derecho a los propietarios de vaciar un edificio para convertirlo en vivienda propia”, dijo la concejal Margarita López.
Una resolución presentada por López ante el concejo de la ciudad evitaría, de ser aprobada por el senado estatal, que acciones como estas se tomen.
“Cuando uno mira este edificio, cualquiera que ve el tamaño y la magnitud de esta instalación sabe que esto no va a ser para una residencia de una familia de dos personas y un niño. Aquí lo que están haciendo es utilizando la ley (...) y una vez saquen a los inquilinos convierten este edificio en viviendas lujosas para venderlas”, añadió la concejal.
Pero esta no es la única instalación en la que los inquilinos corren el riesgo de ser expulsados. En una protesta realizada ayer frente al 47-49 de la calle tercera, arrendatarios de otros edificios se unieron para protestar por la posible eliminación de sus contratos de renta.
Otras de las edificaciones que sus dueños han solicitado convertirlos en viviendas personales incluyen el número 12 Este de la calle 72 y el número 75 de la calle Jane.
En el caso de uno de estos inmuebles, el ubicado en el número 75 de la calle Jane, el dueño ha dicho que tras haberse divorciado de su esposa necesita el espacio que ocupan los ocho apartamentos para crear un espacio para él y su hijo.
Casi dos años después de que Alistair y Catherine Economakis compraron la estructura de seis pisos, los 23 residentes del lugar están luchando, en corte y en las calles, para evitar que sus contratos de renta estabilizada les sean suspendidos.
Y es que pocas semanas después de haber comprado el edificio, los Economakis —dueños de la compañía de Bienes Raíces Granite International Management— notificaron a todos los residentes que sus contratos no serían renovados pues la pareja planeaba mudarse al inmueble de 11,600 pies cuadrados, para construir una mansión privada de cinco pisos para ellos y su hijo de cinco años.
De acuerdo al plan, los Economakis transformarían la edificación de 60 habitaciones, en un espacio de cinco cuartos lujosos, seis baños, una sala de juegos, un gimnasio, una biblioteca, un área de estudio, un comedor, una cocina y una sala de estar —entre otras comodidades.
Según la ley, los propietarios tienen el derecho de no renovar el contrato de los apartamentos de renta estabilizada si estos van a utilizar el espacio para ellos mismos. No obstante, los residentes del lugar consideran “injusto” dejarlos a ellos sin un lugar donde de vivir y exigen que los dueños se compren una casa en otro lugar para que no afecten a tantas personas.
“Estoy molesta y triste. Lo que está pasándole a este vecindario es terrible (porque) se está convirtiendo en un barrio extremadamente rico”, dijo ayer Kathy Jacobson, unas de las inquilinas del inmueble que ha vivido en él por más de 38 años. “Yo creo que la verdadera razón detrás de esto es el dinero. Esta es una inversión para ellos. No creo que él vaya a utilizar este espacio para sí mismo, sino que creará cuatro o dos apartamentos para beneficiarse”, añadió.
Los inquilinos, que pagan rentas de $500 y $950, están esperando la decisión de un juez de la Corte Suprema Estatal sobre la legalidad de las acciones del propietario. Sin embargo, de acuerdo a la ley, es el derecho constitucional del dueño de residir en esta edificación si así lo desea, por lo que políticos locales consideran que lo más importantes es que la ciudad apruebe lo más pronto posible otras propuestas que eviten que situaciones como estas continúen pasando.
“Lo más importante es eliminar esa porción de la ley de vivienda que les da el derecho a los propietarios de vaciar un edificio para convertirlo en vivienda propia”, dijo la concejal Margarita López.
Una resolución presentada por López ante el concejo de la ciudad evitaría, de ser aprobada por el senado estatal, que acciones como estas se tomen.
“Cuando uno mira este edificio, cualquiera que ve el tamaño y la magnitud de esta instalación sabe que esto no va a ser para una residencia de una familia de dos personas y un niño. Aquí lo que están haciendo es utilizando la ley (...) y una vez saquen a los inquilinos convierten este edificio en viviendas lujosas para venderlas”, añadió la concejal.
Pero esta no es la única instalación en la que los inquilinos corren el riesgo de ser expulsados. En una protesta realizada ayer frente al 47-49 de la calle tercera, arrendatarios de otros edificios se unieron para protestar por la posible eliminación de sus contratos de renta.
Otras de las edificaciones que sus dueños han solicitado convertirlos en viviendas personales incluyen el número 12 Este de la calle 72 y el número 75 de la calle Jane.
En el caso de uno de estos inmuebles, el ubicado en el número 75 de la calle Jane, el dueño ha dicho que tras haberse divorciado de su esposa necesita el espacio que ocupan los ocho apartamentos para crear un espacio para él y su hijo.
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